David Brooks
Nace 2017 en Estados
Unidos bajo una larga y tenebrosa sombra de la monstruosa expresión
histérica e infantil de fuerzas que, como dijo Chávez, huelen a azufre.
Peor aún, como ha sido el caso desde que arrancó el proceso electoral
que culminó con el triunfo obsceno que ahora tendrá que aguantar no sólo
este pueblo sino todo el mundo, se escuchan cada vez más fuerte las
carcajadas luciferianas.
Pero
2017 nace también con otros sonidos y colores que son antídoto al veneno
que ha infectado a la última superpotencia. Dentro de la nubes oscuras
hay relámpagos de luz que iluminan el panorama; truenos de ira y
resistencia frente al que pretende ser el nuevo jefe del
Ejecutivo/comandante en jefe de este país.
Mientras continúa el
debate sobre qué sucedió en este proceso electoral y algunos –sobre todo
los que viven del juego político institucional– buscan cómo adaptarse a
la
nueva realidad, las expresiones de repudio, condena y rebelión ya se expresan en diferentes planos y en diferentes grados por todo el país.
Miles,
tal vez decenas de miles, prometen que la ceremonia y festejo de
inauguración del nuevo gobierno no procederá sin relámpagos y truenos de
resistencia. El 20 de enero, día de la ceremonia en que se coronará el
magnate de bienes raíces frente al Capitolio antes de mudarse a la
máxima vivienda pública del país (la Casa Blanca) varias agrupaciones
manifestarán su repudio durante el desfile de celebración, así como en
varios puntos de la capital. Algunos prometen acciones directas de
protesta pacífica, otros, actos de desobediencia civil.
Para el
día siguiente está programada la Marcha de un Millón de Mujeres en
Washington (con actos paralelos en decenas de ciudades dentro y fuera de
Estados Unidos: www.womensmarch.com)
en protesta por las posturas del hombre que asumirá la presidencia,
contra los derechos de las mujeres. También se ha convocado a una marcha
de milenians, entre otros actos de protesta.
Mientras
los organizadores de los festejos oficiales enfrentan dificultades para
contratar actos artísticos (pocos desean participar), hay disidencia
entre los que ya aceptaron. Jan Chamberlin, integrante del antiguo y
legendario grupo coral Mormón Tabernacle Choir, renunció porque éste
aceptó cantar en la toma de posesión de Trump (el coro también cantó en
la de Lyndon Johnson, Richard Nixon y los dos Bush) al afirmar que
participar significa respaldar
la tiranía y el fascismo. Agregó, según The Guardian:
lo único que sé es que nunca podría ofrecer rosas a Hitler y, ciertamente, nunca podría cantar para él.
Las
famosas bailarinas The Rockettes, del Radio City Music Hall, en Nueva
York, también fueron contratadas para el festejo oficial, pero tan
pronto se anunció su participación surgieron expresiones disidentes de
varias integrantes que indicaban que no estaban dispuestas de
participar. Phoebe Pearl publicó una foto con el lema
no es mi presidentey comentó que encontraba odioso que tuvieran que bailar para
un hombre que representa todo a lo que nos oponemos.
Mas
allá de manifestaciones y actos de protesta en los primeros días del
gobierno, algunos activistas jóvenes de diversas partes del país están
montando un cuartel dentro de la capital para tener presencia permanente
durante los primeros meses, y tal vez años, del nuevo gobierno, lo van a
bautizar Distrito 13, en referencia al barrio rebelde de las películas
de Los juegos del hambre. Otros se preparan para una larga
lucha de resistencia por todo el país; o, como dicen algunos, la
continuación de luchas que han surgido aun en el gobierno
liberalde Barack Obama.
Entre
algunas de ellas está el combate a la violencia oficial contra minorías
encabezada por el movimiento Black Lives Matter, la continuación de la
lucha por los derechos de pueblos originarios y la protección de sus
tierras, que estalló con la convergencia más grande de pueblos indígenas
en la historia reciente del país, en Standing Rock (el próximo ocupante
de la Casa Blanca era accionista en la empresa que busca construir el
oleoducto que detonó la resistencia en dicha reserva).
Organizaciones
de inmigrantes y defensores de sus derechos siguen redoblando esfuerzos
para proteger a los más vulnerables, mientras comunidades musulmanas se
preparan para enfrentar las amenazas anunciadas por el nuevo gobierno,
encontrando aliados en varios sectores, incluido el menos esperado:
parte de la comunidad judía (ya se han establecido alianzas formales
entre organizaciones nacionales musulmanas y judías).
A la vez, el
movimiento Santuario para ofrecer protección a inmigrantes, sobre todo a
indocumentados, ante posible persecución por el gobierno federal, se ha
multiplicado con la participación de por lo menos 450 iglesias de todo
el país (sanctuarynotdeportation.org) y más de 500 universidades se han declarado en favor de proteger a sus estudiantes indocumentados.
Gobiernos
locales y algunos estatales también se han proclamado santuarios y en
resistencia a políticas contra mujeres, gays y minorías. Por ejemplo, el
senado estatal de California emitió un
manifiesto de desafíoinmediatamente después de la elección federal en el cual declaró: “California defenderá a su pueblo y su progreso. No permitiremos que una elección revierta generaciones de progreso…”
Alcaldes y jefes de
policía de las principales ciudades del país, como Nueva York, Los
Ángeles, Chicago y Houston, han declarado que sus gobiernos no
colaborarán con el gobierno federal en acciones de persecución y
deportación contra migrantes o el registro y vigilancia de musulmanes.
A
la vez, organizaciones de defensa de derechos civiles de
afroestadunidenses y latinos, agrupaciones antiguerra, movimientos
ambientalistas locales y nacionales por los derechos laborales, como la
campaña nacional para elevar el salario mínimo a 15 dólares la hora,
junto con los que defienden las libertades civiles y los derechos
constitucionales, afirman que se preparan para una resistencia a largo
plazo.
Aunque hay respuesta, todo sigue fragmentado, y la derrota
en tantas dimensiones no será superada rápidamente, pero a veces la
oscuridad es, entre otras cosas, una invitación a la luz. En este año
nuevo, todo depende de la respuesta.
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