Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, llegó ayer a Astana para
reunirse con su homólogo kazajo, Nursultan Nazarbayev, y participar hoy
en la cumbre de jefes de Estado de los cinco países de la Unión
Económica EuroasiáticaFoto Ap
En su reciente visita estratégica a Grecia (https://goo.gl/fb3oXM)
–tanto por el festejo milenario de la Iglesia ortodoxa rusa en Monte
Athos, montaña que consideran sagrada, como para romper el aislamiento
occidental–, el zar Vlady Putin alarmó al evaluar la delicada
situación global, debido a la escalada de la OTAN –que colocó su ominoso
escudo misilístico en la periferia inmediata de Rusia– y a la guerra
geofinanciera que libran Wall Street y la City contra Moscú.
El portal europeo DeDefensa expone
otras manifestaciones agresivas (sic) y de provocación de la OTAN y EU a lo largo de la frontera rusa: maniobras de la alianza atlántica, alrededor de 10 mil hombres, con por lo menos 4 mil soldados estadunidenses, en los países bálticos; un contingente de soldados checos desplegados en la frontera rusa; un centenar de hombres, pero una medida simbólica que embarca (sic) a la República Checa en la coalición antirrusa en el seno de la OTAN, con el avasallamiento del ministro checo de Defensa,
totalmente adquirido por EU(http://goo.gl/CdmynT).
Muy sarcástico el portal europeo, comenta que
tales lastimosos países de Europa oriental poseían más soberanía (sic), más derecho a opinar, cuando eran miembros en el Pacto de Varsovia, que hoy en la OTAN.
Martin Koller, experto checo, afirma de manera perturbadora: “Estoy
convencido de que una guerra contra Rusia (…), inesperada y preventiva,
es el objetivo de EU, que busca acceder a la hegemonía mundial. La
mayoría de las bases militares estadunidenses están instaladas de tal
manera que tienen como objetivo a Rusia y a China, y al mismo tiempo
protegen los recursos petroleros en Medio Oriente (https://goo.gl/nzaAmB)”.
La amenaza del desencadenamiento de una guerra nuclear se ha
incrementado, por lo que Martin Koller aconseja a los habitantes de
Europa oriental
relajarse, abrir una botella de buen vino y esperar humildemente la muerte, cuando
los sobrevivientes envidiarán a los fallecidos.
La próxima guerra nuclear entre la OTAN/EU, juzga Martin Koller,
impactará mayormente a Ucrania, los países Bálticos, Noruega, Polonia, Gran Bretaña, Alemania, Holanda y Bélgica, ya que la mayoría de las bases de la OTAN están desplegadas en esos países.
Martin Koller no tomó en cuenta la reciente advertencia de Putin a
Rumania, que colocó el sistema misilístico de la OTAN/EU y se encuentra
ya
en la mirade la respuesta nuclear rusa. ¿Por qué busca Europa su extinción atómica?
China no se queda callada con los tambores de guerra de la ofensiva
de la OTAN/EU: “Los cada vez más frecuentes movimientos militares del
tío Sam sólo escalan las tensiones en el mar del Sur de China (http://goo.gl/lgaJR5)”.
Pekín respondió de forma sarcástica a las declaraciones bélicas de
Ashton Carter, secretario del Pentágono –quien afirma que China corre el
riesgo de crear una
gran muralla de autoaislamiento– : “No nos interesa jugar un papel en un film de Hollywood dirigido por los militares de EU (https://goo.gl/EVMcPf)”.
Llama la atención que Putin haya comentado durante su estancia en
Grecia, miembro de la OTAN, que las intensas tensiones son tanto
militares como geofinancieras.
Sergey Glaziev, economista cercano al Kremlin, aduce que Rusia debe prepararse, en medio del agotamiento de la Pax Americana, para una
guerra híbrida, más que para una
gran clásica guerra militar, como sucedió con la orquestación de EU y Arabia Saudita para colapsar el precio del petróleo en 1985 y que, en última instancia, llevó a la implosión financiera de la URSS y a su ulterior balcanización.
A mi juicio, el liderazgo ruso, condensado en el grupo gobernante de
San Petersburgo, ha perdido la inocencia e indecencia de Gorbachov y
Yeltsin, y ahora ha entendido que EU, sea quien gobierne la Casa Blanca,
busca su perdición eterna.
Alastair Crooke, ex espía británico y director de Conflicts
Forum (con sede en Beirut), comenta que “el tipo de guerra geofinanciera
a la que Sergey Glaziev se refiere no es nada novedosa (http://goo.gl/iGaTCZ)”,
y rememora que Carroll Quigley, anterior profesor de Harvard/Princeton y
de la Escuela del Servicio Exterior en la Universidad Georgetown y ex
consultor del Pentágono –sin contar su intimidad con los banqueros
Rockefeller, además de haber sido mentor del ex presidente Bill
Clinton–, escribió “cómo opera el establishment angloestadunidense y su sistema monetario”, en su
libro épicode 1964: Tragedia y esperanza (http://goo.gl/riurJa)”, que versa sobre la creación de “un sistema mundial de control financiero… capaz de dominar el sistema político de cada país y la economía del mundo entero”.
Los “bancos centrales del mundo, que actúan en acuerdos secretos (…),
buscaban dominar a los gobiernos mediante su capacidad de controlar los
préstamos del Tesoro, de manipular (sic) los intercambios de divisas”, y
estaban controlados por los bancos de inversiones, con el fin de
controlar el crédito y la oferta monetaria.
Ya habrá tiempo de ahondar sobre las confesiones de Carroll Quigley, quien escribió
conocer las operaciones de esta red (sic) porque lo estudió durante 20 años y le fue permitido durante dos años, a inicios de los años 60, examinar sus documentos secretos (sic).
Seguramente que en Moscú y Pekín ya leyeron profundamente los alcances de la
guerra geofinancieraque advirtió Carroll Quigley hace más de medio siglo.
Desde el punto de vista académico, siempre me ha intrigado la
guerra geofinancieray sus derivaciones, que son mucho más letales que el lanzamiento de las bombas nucleares de uranio 235 y plutonio de EU en Hiroshima y Nagasaki (http://goo.gl/8dy7Iq).
Alastair Crooke acaba de alertar que
Putin está siendo orillado a abandonar su abordaje conciliatorio con Occidente para prepararse para una guerra (¡súper sic!).
En forma muy sintética, el ex espía británico comenta que “Rusia
enfrenta una amenaza militar real (sic) de la OTAN y una híbrida guerra
geofinanciera (http://goo.gl/3sz66h)”.
La tesis nodal de Alastair Crooke es la existencia de dos polos
extremos de poder en Rusia, entre quienes ha maniobrado hasta ahora el
zar Vlady Putin.
El primer polo es el conocido de la “tolerancia de Putin al Consenso de Washington (http://goo.gl/Jfl86J)
y a sus adherentes en el banco central ruso y en otros puestos
económicos relevantes”, entre quienes destaca el premier Dmitri
Medvedev.
El otro polo nacionalista se encuentra a disgusto con el
apaciguamiento de Putin y es encabezado por el general Alexander
Bastrykin, mandamás del Comité de Investigación de Rusia (algo así como
un súper procurador general), quien fustiga que Rusia
está mal preparada para enfrentar una nueva guerra, sea doméstica o foránea, y que la economía se encuentra dañada. Peor aún, según el general:
Rusia está mal preparada para soportar una guerra geofinanciera, cuando
Occidente se está preparando para una guerra contra Rusia, mientras el liderazgo ruso no parece estar alerta del peligro que enfrenta el país.
Putin no puede claudicar, como hicieron sus cándidos antecesores
Gorbachov y Yeltsin. El humillado complejo militar ruso,
ultranacionalista, no lo dejaría. Eso explica, quizá, la visita
estratégica de Putin a Grecia.
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