Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme
Edificio de la petrolera Rosneft en Moscú. A la izquierda, la torre OstankinoFoto Reuters
El
petróleo constituye la máxima materia prima geoestratégica del planeta
y resulta un grave error de juicio abordar su restatización y/o
privatización bajo un vulgar enfoque mercantilista, como si se tratara
de una trivial compra-venta de triciclos que no afectan la seguridad
energética de un país.
estratégicos, no se entiende por qué los vendedores no alcancen a percibirlo.
Cualquier discusión sobre los hidrocarburos que no contemple su calidad geoestratégica sale sobrando. Y este es el pecado capital de los entreguistas neoliberales del ITAM de los hidrocarburos en México, quienes ostentan una patética ignorancia geopolítica, cuando el problema no es privatizar o estatizar, sino quién detenta el control de la principal materia prima geoestratégica del planeta, además de que el significado de
privatizacióny
estatizacióntiene diferentes acepciones de profundidad semiótica geoestratégica tanto en EU como en México.
En EU, las empresas privadas de hidrocarburos, como Exxon Mobil, forman parte de la panoplia de su seguridad nacional/global, lo cual no es ninguna garantía con las empresas privadas –sean de capital foráneo o doméstico– que operan en México y que no pocas veces están supeditadas a los créditos de Wall Street, lo cual carga de entrada los dados y socava la seguridad nacional al no contar con su óptimo control que se torna financieramente aleatorio en el juego de la desregulada globalización financierista (v. gr.
La vulnerabilidad financiera de Petrobras y su dependencia a Wall Street y la City; Bajo la Lupa, 24/10/12).
Con excepción notable del
México neoliberal itamita, las grandes potencias petroleras del planeta recuperan sus activos perdidos mediante la restatización/despriva- tización, como el caso reciente de la recomposición de portafolios entre la petrolera rusa estatal (sic) Rosneft y la otrora legendaria petrolera británica BP (símbolo de su máximo irredentismo).
El portal geopolítico StratRisks (31/10/12), con sede en Florida, destaca que Rosneft desbancó a Exxon Mobil del primer lugar de producción mundial después de la compra de TNK-BP (empresa mixta de británicos y de
oligarcasrusos condensados en la firma AAR). TNK-BP se encontraba entre las 10 petroleras
privadasmás importantes del mundo, y en 2010 produjo 1.74 millones de barriles diarios (mbd) de sus activos en Rusia y Ucrania.
Califica al presidente ruso Vladimir Putin como “nuevo sha global del petróleo y considera que la nueva adquisición de TNK-BP por Rosneft la catapultará a una producción de más de 4 mbd.
Reseña las tribulaciones de la otrora trasnacional petrolera privada TNK-BP que han desembocado en su compra por Rosneft que, de facto, constituye una restatización simultánea a la desprivatización de TNK-BP en dos etapas: en la primera,“Rosneft adquiere 50 por ciento de TNK-BP en su alianza estratégica (joint venture) de BP, a cambio de liquidez y de acciones de Rosneft a un precio de 27 mil millones de dólares”, lo cual otorga a BP 19.75 por ciento de Rosneft.
En la segunda etapa, “los oligarcas de AAR adquirirían 28 mil millones de dólares (cash) por la mitad de su copropiedad en TNK-BP, aunque este trato aún no ha concluido”.
La estatal (sic) rusa Rosneft estaría desembolsando 55 mil millones de dólares para prevalecer como el gran controlador, con una participación minoritaria de la privada (sic) BP que ve su posición sumamente diluida: es una
desprivatizaciónconcomitante a la
restatizaciónde Rosneft.
Para StratRisks se trata de una
flagrante nacionalización: Putin
creó un gigante nacional petrolero, mediante el cual puede seguir su plan de reforzar la influencia de Rusia en el mundo al controlar las necesidades energéticas de otros países.
Con su nuevo arreglo, Rosneft
extraerá casi la mitad de todos los barriles producidos en Rusia, lo cual es
enormesi se compara con Arabia Saudita:
Rusia es una súperpotencia energética y al nacionalizar gradualmente sus recursos, Putin aprieta su control a las necesidades de Europa.
Existe un problema: Rusia no tiene el conocimiento
tecnológico suficiente en hidrocarburos, por lo que se ha asegurado de la permanencia de BP como socio minoritario para no cometer el error de Arabia Sautia, que
nacionalizó su industria petrolera en 1980 cuando producía mas de 10 mbd y que en cinco años Aramco (la estatal saudí) había disminuido su producción en más de 60 por ciento.
Considera que con Rosneft,
la influencia de Putin en el ámbito internacional aumentará. La jugada estratégica de Putin
lleva a un solo lugar: mayores precios del petróleo y un asombroso mercado energético al alza. A mi juicio, Putin, dotado de sus ojivas nucleares, juega exquisitamente su
carta petrolera, que en México la kakistocracia neoliberal itamita no entiende desde la visión geoestratégica del general Lázaro Cárdenas.
Como buen general, Cárdenas, entendió desde hace 74 años los
alcances geoestratégicos de los hidrocarburos. No se trata de discutir
la restatización/desprivatización y/o la
reprivatización/desnacionalización, sino quién controla en última
instancia –desde el punto de vista multidimensional– los hidrocarburos
de México y quién garantiza su abastecimiento cuando se desprenda de
ellos: eso se llama seguridad nacional. ¿Vamos a crear el equivalente
de una Televisa con el petróleo mexicano para quedar a su merced
totalitaria?
En México, su petróleo se encontraba en manos británicas con los
resultados cataclísmicos consabidos, sin contar el inventario ambiental
depredador que legaron.
El portal aduce que
Europa es dependiente del petróleo y gas de Rusiay la jugada energética de Putin se ha movido en dicho sentido, lo cual le ha dado
una posición muy poderosa (sic): desde la construcción de oleoductos hasta su control de 40 por ciento de la capacidad de enriquecimiento de uranio global. Los alcances de la compra de las dos mitades de TNK-BP por la estatal Rosneft lo convertirá en
un verdadero Goliat en el sector petrolero global, a grado tal que
Rusia puede asfixiar el abastecimiento para aumentar los precios.
StratRisks imagina la “incrustación de Rusia en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP): entonces el
cartel petrolero controlaría más de la mitad de la producción global y la mayor parte de su capacidad de reserva, y con
tal influencia, los países de la OPEP podrían disponer del precio que el resto del mundo tendría simplemente que pagar. No es tan sencillo –puede desembocar en una guerra mundial–, pero tampoco es tan descabellado.
En resumen: según StratRisks,
Gazprom, la gasera rusa, tiene el control del gas de Europa y Rosneft controla su petróleo, lo que
estrangula la supremacía de Occidente y abre la vía para un nuevo orden mundial con Rusia a su cabeza.
Eso es geopolítica, y no el aldeanismo con cara de falso
modernismode la kakistocracia neoliberal itamita, que pretende entregar sin miramientos los hidrocarburos de México. Petróleo se escribe con la letra
P, de Poder.
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