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lunes, 14 de diciembre de 2009



Un brindis por el Pepe
Carlos Fazio

1. El 29 de noviembre, el Frente Amplio del Uruguay recibió el mandato de la ciudadanía para un segundo periodo de gobierno. La fórmula José Mujica-Danilo Astori derrotó la alianza clasista conformada por los partidos tradicionales, el Nacional y el Colorado, que soñaban con una restauración conservadora en la patria de Artigas. La elección como presidente de la República de José Mujica, un ex guerrillero, como destacaron los titulares de prensa en el mundo occidental –ergo, un subversivo, un sedicioso, un terrorista en los años del plomo–, vuelve a exhibir la potencialidad de cambio de la sociedad uruguaya, que con esa decisión en las urnas desarticuló de una vez y para siempre uno de los ejes de la propuesta ideológica de la ultraderecha, que por casi 30 años matrizó la teoría de los dos demonios y la responsabilidad de la guerrilla tupamara con el golpe de Estado y la dictadura militar.

2. El 22 de agosto, en Villa Tunari, Bolivia, durante un encuentro con Evo Morales, el presidente brasileño Lula da Silva dijo: Un indio tiene que probar que es capaz de gobernar, a pesar de que todos los días se presentan grandes obstáculos. Todos los días somos desafiados, enfrentamos los prejuicios, tenemos que comprobar que tenemos competencia para gobernar. Los poderosos no se conformaron con perder el poder, porque ellos saben que en Bolivia un indio, un sindicalista, un cocalero, y en Brasil un metalúrgico y sindicalista están haciendo más de lo que ellos hicieron durante todo el siglo XX.

3. El periodista argentino Jorge Lanata dice que los uruguayos son tipos raros. Y que ahora, uno de los más raros, un tipo que sostiene que las hormigas gritan, acaba de convertirse en presidente electo. Y es que en los calabozos de la dictadura, el Pepe Mujica se conectaba con pequeños bichitos que lo rescataban de la soledad y del delirio, y escuchó gritar a las hormigas. También, como Evo y Lula, este sapo de otro pozo sabe de las barreras del desprecio y la subestimación que tuvo que sortear para llegar hasta aquí, y cuyo destino en la presidencia del Uruguay ni Gabriel García Márquez podía haberlo imaginado.

4. Mujica nació en un barrio pobre de la periferia de Montevideo en 1934. Desde el tercer año de primaria vendió flores con su madre, Lucy Cordano, que cultivaban en el fondo de su casa. De origen anarquista, al inicio de los años 60 militó en la Unión Popular de Enrique Erro, pero integraba ya grupos que operaban en la clandestinidad influenciados por el triunfo de la revolución cubana. En 1963, Mujica, junto con Raúl Sendic, el Viejo Marenales, Manera y un puñado de compañeros fundó el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, para llevar a cabo una revolución a la uruguaya.

5. Mujica participará en acciones como la toma de Pando. En 1970 resulta herido de seis balazos en un enfrentamiento con la policía. Trasladado al penal de Punta Carretas, con otros compañeros presos impulsará la declaración de apoyo del MLN a la formación del Frente Amplio (FA), fundado en febrero de 1971. En septiembre de ese año participa en El Abuso, la fuga de 106 tupamaros. Detenido nuevamente, permanecerá 13 años en prisión. Fue uno de los nueve miembros de la dirección del MLN que la dictadura tomó como rehenes. Como en la Alemania nazi, si el movimiento realizaba alguna acción militar, ellos pagarían con su vida.

6. En 1985, a la salida de la dictadura, Mujica y los tupamaros presos recobraron la libertad, pero nunca fueron amnistiados. En 1989, tres años después de pedir el ingreso al FA, el MLN fue aceptado en la coalición. Para entonces los tupas habían creado el Movimiento de Participación Popular (MPP), pero renunciaron a presentar candidatos propios en los comicios de ese año. En 1994 Mujica fue electo diputado por el MPP y se dedicó a la política sosteniendo los mismos valores y principios que lo impulsaron a la lucha armada. Cuando habla, todo el mundo presta atención. Sus adversarios saben que hay coherencias y verdades que no las sostiene el que quiere, sino el que puede. Saben, también, que no tiene precio. Que no está en venta. La gente lo vota sin que prometa nada. Todo Uruguay lo conoce como el Pepe.

7. A propósito de la frase de Lula sobre Evo, cabe preguntar si este hombre que se ganaba la vida vendiendo flores en un tianguis también tendrá que pasar examen todos los días cuando agarre la manija el próximo primero de marzo. Sin duda Mujica ingresará a la lista de esos indeseables que se colaron por la puerta trasera en el club, ya no tan exclusivo, de los estadistas de cuna. Con picardía, el propio Mujica ha dicho: Evo se va a calentar conmigo. Ahora el tipo excéntrico voy a ser yo.

8. En la campaña los publicistas de la reacción no escatimaron epítetos contra Mujica. Enfatizaron su razonamiento cantinflesco, su decir vulgar, su conducta demagógica y populista, su facha desaliñada. También intentaron meter miedo con un arsenal que descubrió la policía y achacaron a los tupamaros. Resultó falso. Se sabían perdidos y estaban nerviosos. Y es que un cocalero, un metalúrgico o un florista, empeñados en defender los intereses de la oligarquía, serían aplaudidos por la prensa burguesa, y su origen social humilde sería la prueba de la amplitud de la clase dominante. Lo que provoca reacción es la fidelidad a los intereses de esas mayorías humildes de donde han surgido Evo, Lula y el Pepe. Y dado que cada vez más esas mayorías se van expresando a través de estructuras no tradicionales, lo relevante no es la condición de indio de Evo, de obrero de Lula y de florista de el Pepe: lo relevante es el movimiento popular que los catapulta a través de grandes coaliciones.

Es pronto para saber qué encarnará el fenómeno Mujica. Mientras tanto, brindemos por la patria de patrias de Tupac Katari, que hoy preside Evo, un indio aymara, y por el tupamaro que eligieron los uruguayos para conducir el destino del país en los próximos cinco años.

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