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domingo, 30 de abril de 2017

¿Un pirómano puede ser bombero?



Guillermo Almeyra
La Jornada 
Emmanuel Macron será probablemente el próximo presidente francés si el 7 de mayo logra reunir detrás de su candidatura la mayoría de los votos que apoyaron al socialdemócrata de izquierda Benôit Hamon y los de la derecha republicana (sobre todo, ex gollistas) que fueron a François Fillon. El electorado en esa segunda vuelta deberá elegir entre la derecha, del gran capital internacional y francés y la extrema derecha y las encuestas dan a Macron 62 por ciento y a Marine Le Pen, 38.
Macron, ex banquero en el banco Rothschild, ex ministro de Hollande (y candidato de éste y de Obama) contará con buena parte del 6.3 por ciento que sufragó el socialista Hamon y, además, con los votantes que le pueda dar el Partido Comunista (que el 23 votó de mala gana por Mélenchon). A esos sufragios se sumará la mayoría de los electores derechistas que se encontrarán muy cómodos con este liberalsocialista y representante de la cámara de los empresarios que, siguiendo los pasos de Renzi y de los ex comunistas italianos, pretende crear un partido como el Demócrata estadunidense que pueda reunir en su seno tanto a izquierdistas descafeinados como a ultraderechistas bien vestidos.
Marine Le Pen, que entre los obreros obtuvo 36 por ciento, aumentará sus votos con algunos que votaron por el derechista François Fillon y con su campaña antifinanciera y antioligárquica que quiere presentar como anticapitalista. Aunque la extrema derecha lepenista –que contaba con la simpatía de Trump– consiguió 7 millones 700 mil votos, superando en casi un millón su elección anterior, no salió primera como esperaba ni consiguió la cantidad de votos que hace un mes le daban las encuestas porque Jean-Luc Mélenchon, el candidato del movimiento Francia Insumisa, creció rápidamente desde 11 a 19.5 por ciento ganando electores no sólo de los socialistas sino también entre los trabajadores que votan Le Pen por protesta. Una prueba: en Marsella, que era un bastión lepenista, Mélenchon le ganó a Marine Le Pen y fue el más votado.
Macron de ninguna manera es una defensa contra Le Pen. Por el contrario, su política neoliberal alimenta y refuerza el campo de aquélla. Es un pirómano y no puede ser bombero. Es un resultado puro del marketing político. Inventó en un par de meses un partido supermercado con lo mejor de la izquierda y lo mejor de la derecha y amontona ofertas contradictorias. Con el apoyo tácito de Hollande se llevó la derecha del Partido Socialista y ganó igualmente viejos políticos gollistas. La bolsa dio un salto al conocer su victoria y dejar de temer (por el momento) la de Mélenchon.
Este ex trotskista que tras girar a la derecha y ser ministro en el gabinete socialdemócrata de otro ex trotskista, Lionel Jospin, giró ahora hacia la izquierda y se radicalizó incluso con relación a su candidatura anterior aunque sigue manteniendo el patrioterismo francés –con banderas tricolores y Marsellesa incluidas– y una visión institucional de la política y se inspira desgraciadamente en las tesis sobre el populismo del argentino Ernesto Laclau y de su esposa, Chantal Mouffe, que desconocen teóricamente las clases y, por consiguiente, diluyen todo en el pueblo.
Mélenchon, favorecido por el odio y el temor al neofascismo, ganó votos sobre todo al socialdemócrata de izquierda Benôit Hamon, que fue abandonado a su suerte y traicionado por su partido pero también le quitó votos a la candidatura de Philippe Poutou, del Nuevo Partido Anticapitalista, porque Mélenchon tenía más posibilidades de ganarle a Marine Le Pen. Ahora no llama a votar a Macron sino, como Poutou, a combatir al Frente Nacional. Es pues posible constituir un frente entre la extrema izquierda y Mélenchon para las próximas batallas, que no serán meramente electorales.
Francia entra políticamente transformada en una nueva etapa muy difícil de su historia. Los socialistas y los socialdemócratas que pensaban reformar gradualmente al capitalismo pero dependían del movimiento obrero están en extinción, tal como sucedió con el Partido Socialista y el Partido Comunista italianos, con el PASOK griego, con los comunistas y el PSOE en España y en otras partes del mundo. Los clásicos partidos conservadores y derechistas, católicos o laicos con clientela en la clase media de una Francia, durante mucho tiempo rural, también están en agonía.
El Partido Socialista difícilmente sobrevivirá a su voto por Macron, el hombre de la gran finanza y al igual que el Partido Comunista y los republicanos está herido de muerte. En un mundo dominado por el capital financiero y que vive grandes cambios tecnológicos que modifican el panorama industrial, las ciudades y el territorio surgen nuevas expresiones políticas de la protesta y vuelven a aflorar las formas racistas, xenófobas, reaccionarias de esa misma protesta.
Francia entra en un duro periodo de lucha de clases con un movimiento obrero debilitado pero no derrotado y con el grueso de la izquierda política dirigido por un ex socialdemócrata cegado por Laclau, que dio por despachado al movimiento obrero, o sea al que, en los próximos meses, le tocará salvar la democracia y el futuro de Francia.
Estos movimientos nuevos, como Francia Insumisa, Podemos, Syriza o el italiano M5Estrellas, son oscilantes y pasan rápidamente de una posición a otra, pero son un elemento antiestablishment ineludible en la lucha por la recomposición de una fuerza social y política anticapitalista en Europa. Todos ellos y sus líderes provienen de los viejos partidos de izquierda tradicionales, socialistas, socialdemócratas, comunistas pero no han hecho aún un balance de su pasado.
Lejos de representar una influencia del llamado populismo latinoamericano en Europa, como algunos creen, expresan sin embargo, como éste, los efectos de la mundialización y de la dominación del capital financiero sobre vastas capas empobrecidas, proletarizadas, radicalizadas, de las clases medias urbanas.

Foro Social Panamazónico: debemos cambiar el modelo energético extractivista y consumista



Información
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La Amazonia abarca aproximadamente el 40% del territorio latinoamericano, resguarda casi el 20% del agua dulce del planeta y conserva en sí, gran parte de una biodiversidad aún desconocida y otra que ha aportado con importantes alimentos, medicinas, identidades, oxígeno; y aun así, es parte de un submundo en proceso de destrucción por la ambición humana.

Como fue durante la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o COP21[1], los pueblos indígenas presentes en el VIII Foro Social Panamazónico, han vuelto a ratificar sus propuestas para defender la Amazonía. A ellos, se ha sumado el conjunto de colectivos que en los diversos espacios temáticos previos al inicio de las sesiones formales del FOSPA, han enfatizado que debemos cambiar el modelo energético extractivista y consumista y caminar a propuestas del Buen Vivir o Vivir Bien.

Esta apuesta que ya viene siendo un eco frente al “llamado del Bosque”, tiene rostro de jóvenes y mujeres organizadas, tiene el rostro de organizaciones Latinoamericanas y de delegaciones de Europa, Asia y África buscando crear una sola voz.

El Foro arranca hoy con nueve temas seleccionados como estratégicos: Mujeres Panamazónicas-Andinas, Cambio climático y Amazonía, Soberanía y seguridad alimentaria, Megaproyectos y extractivismo, Educación Comunitaria Intercultural, Juventud Panamazónica Andina, Ciudades para vivir en la Panamazonía-Andina, Descolonialidad del Poder y autogobierno comunitario, Comunicación Panamazónica para la vida.

Hoy se reúnen jóvenes comunicadores organizados para exponer su visión de la comunicación desde éste foro en un colectivo llamado “la nave”, espacio radial intercultural para el mundo, donde harán eco de las voces tantas veces silenciadas[2]

Hoy también inicia el FOSPA joven, con un llamado desde la Pachamama bajo un acto simbólico, como otros tantos con materiales audiovisuales, murales y propuestas de renovar los movimientos y crear otro mundo posible[3].

Hoy mujeres como Yosune Tamborena, líder del pueblo Ashaninka de la federación FREMANK del Perú, alzan su voz para decir que nuestra sociedad discrimina y olvida el papel de las mujeres para crear vida y conservarla[4]. “Me preocupa cuando nos dicen miren esos nativos, miren esos ignorantes. Toda cultura tiene su sabiduría. Antes que los científicos llegaran a nuestras comunidades, nuestros abuelos fueron nuestros científicos. Me da mucho orgullo ser asháninca”.

El IIIV FOSPA inicia formalmente hoy 28 de abril del 2017 en el departamento de San Martín, lugar emblemático antiguamente denominado Maynas, lugar por donde los españoles entraron a toda la cuenca Amazónica para apoderarse de ella y sojuzgarla a su propia visión de desarrollo. Hoy aún, hay quienes buscan descubrir “el Dorado” en la Amazonía y para esto, promueven el saqueo y la apropiación de territorios indígenas. Sin embargo, también como en antaño, hoy se levantan voces diciendo y recalcando el llamado del Foro Social Mundial: “Otro mundo es posible”

Notas

[1] https://www.servindi.org/actualidad/144812
[2] Seguir transmisión desde: http://pororoca.red/es/
[3] http://www.forosocialpanamazonico.com/category/jovenes/
[4] https://www.facebook.com/MujeresVIIIFospa/videos/1834774160116396/

Jorge Arboccó Gallardo
 Asociación Paz y Esperanza/ALC Noticias-
http://www.alainet.org/es/articulo/185144  

220 años de resistencia y la sobrevivencia de la matrifocalidad del pueblo Garífuna

Honduras

Una vez más, el 12 de abril se conmemoró el arribo del pueblo Garífuna a Honduras, tras haber sido expulsado de la isla San Vicente (Antillas menores), y librado dos guerras consecutivas contra los Británicos, los que finalmente se apoderaron del último bastión de los Caribes Arawak.

En Honduras durante los últimos años, el Estado se apropia de la fecha para efectuar sus rituales de poder, al mismo tiempo que incrementaba su estrategia de despojo del pueblo Garífuna, la que inició en los albores del siglo XX; cuando entregó el destino de la costa norte a las compañías bananeras, pretendiendo en el siglo XXI expulsar a nuestro pueblo y comunidades a través de las “ciudades modelo” (ZEDE) y otros proyectos de industrias extractivistas.

La etnogénesis del pueblo Garífuna se remonta a mediados del siglo XVII, cuando náufragos africanos fueron acogidos por indígenas Arawak Caribe, de los cuales heredamos nuestro idioma, religión y costumbres. En la actualidad nuestro pueblo preserva el idioma Garifuna de origen arawak maipure norteño Kalinagu de las Antillas Menores.

La familia extensa Garífuna prevalece, no obstante los esfuerzos realizados por la cultura dominante, y el proceso migratorio que se intensificó a partir de mediados del siglo pasado, contribuyendo ésto en cierta medida a fortalecer la condición matrifocal de nuestro pueblo, la que tiene raíces entre las culturas de la yuca amarga provenientes del río Orinoco y pueblos indígenas de África.

La matrifocalidad del pueblo Garífuna ha sido ignorada y hasta soterrada por la cultura dominante de índole patriarcal, la que simplemente desconoce su existencia y alienta la sustitución de las redes de mujeres en nuestras comunidades, promoviendo la organización social de corte occidental, que nos convierte en simples estadísticas y podemos decir que hasta en mercancía.

La matrifocalidad del pueblo Garífuna fue señalada en las investigaciones realizadas por Nancy Gonzales, la que en su libro “Peregrinos del Caribe”, resaltó la importancia que juegan las mujeres en las ceremonias relacionados con el culto ancestral, el cual gira alrededor de las abuelas (nagoto) a las que se les rinde tributo en el Dügü, religión animista que hasta la fecha sobrevive entre nuestro pueblo a pesar de las influencias exógenas, especialmente de las sectas evangelistas que rechazan la posibilidad de cualquier tipo de sincretismo. Ademas de Nancy Gonzales, las antropólogas Virginia Kerns y Keri Brondo han hecho énfasis en la matrifocalidad Garífuna. Brondo además ha escrito sobre el rol que jugamos las mujeres en la defensa del territorio ancestral, el que se ve asediado por una oleada de apropiaciones y despojos que cuentan con el apoyo del estado.

Sí bien hasta la fecha logramos conservar la matrifocalidad, no obstante; las políticas de homogeneización cultural promovidas por el Estado y organismos financieros internacionales desconocen su existencia e incluso promueven la disolución de la propiedad comunitaria como un impedimento para el “desarrollo” de corte occidental, el que promueven con un enorme ahínco.

Desafortunadamente la herencia matrilineal (alagận) ha venido siendo sustituida por el concepto de herencia patriarcal predominante entre cultura mestiza. La aparición de procesos de “legalización” y titulación de tierras promovidos por el Estado, han servido para despojar al pueblo Garífuna, y desconocer la herencia matrilineal.

La herencia tradicional Garífuna contemplaba a las mujeres como las herederas, siendo sustituido nuestro alagận por la visión occidental donde se le confiere al hombre, especialmente a los mayores el derecho a la herencia. La mayoría de las ventas de tierras que han sido desmembradas de forma ilegal de los títulos comunitarios, recaen en los hombres, especialmente los que retornan tras haber emigrado a los Estados Unidos.

La influencia de los meriganas -término que se usa en Garífuna para los que habitan o han retornado de los Estados Unidos- es impactante, ya que además de poseer un presunto capital financiero, muchos han adquirido usos y costumbres ajenos a la cultura Garífuna, especialmente relacionados con el concepto de propiedad privada.

Las redes de mujeres Garífunas en las comunidades cuentan con organizaciones centenarias, como lo son los denominados clubes de danza, los cuales mantienen vivas las tradiciones orales entre nuestro pueblo, además de propulsar grupos de apoyo social de dimensiones insoslayables.

Sí bien pudimos conservar en cierta medida hasta la fecha nuestra matrifocalidad, la pérdida del alagận implica la paulatina desaparición de nuestro territorio el cual es apetecido por empresarios del turismo, palma africana y extractivos; apropiándose del territorio por pedazos, contando con el apoyo de municipalidades, Instituto de la propiedad y la complicidad del Ministerio Público que como de costumbre se niega a intervenir en los despojos.

La sobrevivencia del pueblo Garífuna es un desafío ante la desaparición del territorio y la pérdida del idioma y cultural a través de la influencia de los medios de comunicación manejados por la cultura dominante además del fracaso de la educación bilingue intercultural.

Los retos son enormes, pero con la protección y la guía de las deidades ancestrales, así como la resolución en la defensa de nuestra herencia cultural y territorial lograremos sobrevivir como cultura diferenciada, para garantizar los bienes comunes de la naturaleza a las futuras generaciones.

Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH 

Una ética para la Madre Tierra


Ecoportal

Hoy es un hecho científicamente reconocido que los cambios climáticos, cuya expresión mayor es el calentamiento global, son de naturaleza antropogénica, con un grado de seguridad del 95%. Es decir, tienen su génesis en un tipo de comportamiento humano violento con la naturaleza.
Este comportamiento no está en sintonía con los ciclos y ritmos de la naturaleza. El ser humano no se adapta a la naturaleza sino que la obliga a adaptarse a él y a sus intereses. El mayor interés, dominante desde hace siglos, se concentra en la acumulación de riqueza y de beneficios para la vida humana a partir de la explotación sistemática de los bienes y servicios naturales, y de muchos pueblos, especialmente, de los indígenas.
Los países que hegemonizan este proceso no han dado la debida importancia a los límites del sistema-Tierra. Continúan sometiendo a la naturaleza y la Tierra a una verdadera guerra, a pesar de que saben que serán vencidos.
La forma como la Madre Tierra demuestra la presión sobre sus límites intraspasables es mediante los eventos extremos (prolongadas sequías por un lado y crecidas devastadoras por otro; nevadas sin precedentes por una parte y oleadas de calor insoportables por otra).
Ante tales eventos, la Tierra ha pasado a ser el claro objeto de la preocupación humana. Las numerosas COPs (Conferencia de las Partes), organizadas por la ONU nunca llegaban a una convergencia. Solamente en la COP21 de París, realizada del 30 de noviembre al 13 de diciembre de 2015 se llegó por primera vez a un consenso mínimo, asumido por todos: evitar que el calentamiento supere los 2 grados Celsius. Lamentablemente esta decisión no es vinculante. Quien quiera puede seguirla, pero no existe obligatoriedad, como lo mostró el Congreso norteamericano que vetó las medidas ecológicas del presidente Obama. Ahora el presidente Donald Trump las niega rotundamente como algo sin sentido y engañoso.
Va quedando cada vez más claro que la cuestión es antes ética que científica. Es decir, la calidad de nuestras relaciones con la naturaleza y con nuestra Casa Común no eran ni son adecuadas, más bien son destructivas.
Citando al Papa Francisco en su inspiradora encíclica Laudato Si: sobre el cuidado de la Casa Común (2015): «Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos… estas situaciones provocan el gemido de la hermana Tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo» (n. 53).
Necesitamos, urgentemente, una ética regeneradora de la Tierra, que le devuelva la vitalidad vulnerada a fin de que pueda continuar regalándonos todo lo que siempre nos ha regalado. Será una ética del cuidado, de respeto a sus ritmos y de responsabilidad colectiva.
Pero no basta una ética de la Tierra. Es necesario acompañarla de una espiritualidad. Ésta hunde sus raíces en la razón cordial y sensible. De ahí nos viene la pasión por el cuidado y un compromiso serio de amor, de responsabilidad y de compasión con la Casa Común, como por otra parte viene expresado al final de la encíclica del obispo de Roma, Francisco.
El conocido y siempre apreciado Antoine de Saint-Exupéry, en un texto póstumo escrito en 1943, Carta al General “X” afirma con gran énfasis: «No hay sino un problema, sólo uno: redescubrir que hay una vida del espíritu que es todavía más alta que la vida de la inteligencia, la única que puede satisfacer al ser humano» (Macondo Libri 2015, p. 31).
En otro texto, escrito en 1936 cuando era corresponsal de Paris Soir durante la guerra de España, que lleva como título Es preciso dar un sentido a la vida, retoma la vida del espíritu. En él afirma: «el ser humano no se realiza sino junto con otros seres humanos en el amor y en la amistad. Sin embargo los seres humanos no se unen sólo aproximándose unos a otros, sino fundiéndose en la misma divinidad. En un mundo hecho desierto, tenemos sed de encontrar compañeros con los cuales con-dividir el pan» (Macondo Libri p.20). Al final de la Carta al General “X” concluye: «¡Cómo tenemos necesidad de un Dios!» (op. cit. p. 36).
Efectivamente, sólo la vida del espíritu da plenitud al ser humano. Es un bello sinónimo de espiritualidad, frecuentemente identificada o confundida con religiosidad. La vida del espíritu es más, es un dato originario y antropológico como la inteligencia y la voluntad, algo que pertenece a nuestra profundidad esencial.
Sabemos cuidar la vida del cuerpo, hoy una verdadera cultura con tantas academias de gimnasia. Los psicoanalistas de varias tendencias nos ayudan a cuidar de la vida de la psique, para llevar una vida con relativo equilibrio, sin neurosis ni depresiones.
Pero en nuestra cultura olvidamos prácticamente cultivar la vida del espíritu que es nuestra dimensión radical, donde se albergan las grandes preguntas, anidan los sueños más osados y se elaboran las utopías más generosas. La vida del espíritu se alimenta de bienes no tangibles como el amor, la amistad, la convivencia amigable con los otros, la compasión, el cuidado y la apertura al infinito. Sin la vida del espíritu divagamos por ahí sin un sentido que nos oriente y que haga la vida apetecible y agradecida.
Una ética de la Tierra no se sustenta ella sola por mucho tiempo sin ese supplément d’ame que es la vida del espíritu. Ella hace que nos sintamos parte de la Madre Tierra a quien debemos amar y cuidar.