
UXBRIDGE, 19 nov (IPS) - El público de Canadá está totalmente en contra de la actitud de su propio gobierno frente al cambio climático, según una encuesta divulgada este viernes.
Una gran  mayoría de los canadienses quieren una acción urgente contra el  recalentamiento planetario, como por ejemplo desviar fondos actualmente  destinados a defensa para programas de reducciones de los llamados gases  de efecto invernadero, causantes del fenómeno.
  Sin embargo, el gobierno conservador del primer ministro Stephen  Harper apeló a una estrategia parlamentaria para frenar una legislación  pendiente destinada a reducir las emisiones y que ya había sido aprobada  por la Cámara de los Comunes (cámara baja).
  "Éste es verdaderamente un punto bajo en la democracia canadiense",  dijo Andrew Weaver, científico climático en la Universidad de Victoria.
  "Es un abuso de la democracia como nunca antes habíamos visto en este país", dijo a IPS.
  Canadá cuenta con un sistema parlamentario multipartidista. En mayo,  los miembros de la cámara baja aprobaron el proyecto de Ley de  Responsabilidad sobre Cambio Climático (C-311), con el que este país se  comprometía a una reducción de 25 por ciento de los gases invernadero  para 2020.
  De esta forma, el texto pasó al Senado, donde los legisladores  debaten su contenido y eventualmente le dan su aprobación final. En  Canadá, los 105 senadores sugieren cambios, pero nunca rechazan lo que  la Cámara de los Comunes, de 308 miembros, ya ha aprobado.
  Los miembros de la cámara baja son elegidos por voto democrático cada  cinco años, mientras que los senadores son seleccionados por el primer  ministro y ratificados por el gobernador general (jefe de Estado y  representante de la reina Isabel II de Gran Bretaña).
  En este caso, los senadores conservadores apelaron a una estrategia  legal para convocar el martes una votación de urgencia que anuló el  proyecto de ley, sin debate y cuando muchos otros senadores no estaban  presentes.
  "Impidieron cualquier discusión, cualquier debate", dijo indignado Weaver.
  El científico indicó que cálculos de la temperatura global tomadas  hacia fines de octubre muestran que este año ha sido el más caliente  registrado. La ciencia sigue mostrando que el recalentamiento planetario  ocurre más rápido y tiene más impacto de lo que estaba previsto.
  El primer ministro Harper sostuvo que el proyecto C-311 "establecía  metas irresponsables" y podía dejar "a cientos de miles y posiblemente  millones de personas sin trabajo".
 Pero Weaver se burló de esa afirmación. "¿Cree que los canadienses son imbéciles?", preguntó.
  Expertos señalan que una reducción de 25 por ciento de las emisiones  para 2020 respecto de los niveles de 1990 no es ni cerca suficiente para  estabilizar las temperaturas globales.
  Las reducciones canadienses deberían ser de por lo menos 45 por ciento para 2020, indicaron.
  Según Weaver, el mensaje que envía Harper a la próxima conferencia de  la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,  que comenzará a fines de este mes en el sudoriental balneario mexicano  de Cancún, es que "Canadá es un dinosaurio... con un gobierno controlado  por la industria del petróleo y de las arenas asfálticas".
  En contraste con las acciones de su gobierno, el público canadiense  está de acuerdo en que países industrializados tengan la obligación de  reducir en forma significativa sus emisiones, según una encuesta  divulgada este viernes.
  Ochenta y cinco por ciento de los entrevistados por la consultora  Environics Research Inc opinaron que las naciones ricas "debían ser las  más responsables en la reducción de las emisiones".
  "Si los canadienses decidiéramos nuestra política climática,  estaríamos en un sendero muy diferente", dijo a IPS la activista Andrea  Harden-Donahue, del no gubernamental Consejo de Canadienses, uno de los  auspiciantes de la encuesta.
  La vasta mayoría (87 por ciento) de los entrevistados coincidieron en  que el cambio climático era resultado de un excesivo enfoque en el  crecimiento económico y en el consumo.
  En su abrumadora mayoría también coincidieron con la declaración:  "Necesitamos tener una economía que esté en armonía con la naturaleza,  que reconozca y respete el planeta".
  Las preguntas de la encuestas estaban basadas en las acordadas por  los participantes de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el  Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra realizada a inicios  de este año en Cochabamba, Bolivia.
  La encuesta canadiense es una de varias que integran el llamado  Referendo Mundial sobre Cambio Climático, que documentará las opiniones  de las personas sobre el tema en todo el planeta.
  Los resultados finales serán presentados en la conferencia de Cancún.
  La encuesta también concluyó que más de 70 por ciento de los  canadienses están a favor de derivar gastos militares a esfuerzos para  reducir los gases invernadero, así como de la idea de crear un Tribunal  Mundial de Justicia Climática que juzgue y castigue a los países y a las  empresas cuyas acciones contribuyan al recalentamiento planetario.
  Más de 80 por ciento de los canadienses creen que el gobierno debería  invertir en "empleos verdes" y en programas de transición para  trabajadores y comunidades afectadas negativamente por un alejamiento  del uso de combustibles fósiles.
  "Hay una verdadera desconexión entre el gobierno y el público en Canadá sobre el cambio climático", dijo Harden-Donahue.
  Esa desconexión despierta importantes dudas sobre el estado de la democracia canadiense, afirmó. 
 
Lo que veo es una ambición que ha despertado entre varias potencias, ante el declive de EEUU como potencia.
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